Yo soy Michele; mi hermano se llama Andrea. Desde hace más de 13 años vivimos en países diferentes: él en Osimo, Italia; yo en Barcelona, España. Aunque esa porción tan importante de nuestras vidas la pasamos separados, siempre confié en que nos quedaría tiempo para compartir. Italia y España están cerca, eso está claro, y la vida recién empezaba su aventura adulta. Pero mis certezas se tambalearon durante julio de 2017. Recibí una llamada desde Italia, me decían que mi hermano padecía una enfermedad muy agresiva en estado avanzado, algo llamado linfoma de Burkitt. Cogí el primer avión que encontré y me fui para Italia. Ya en el hospital, el médico me dijo que a mi hermano le quedaban 7 días de vida.

A veces la vida es impredecible y siempre nos depara sorpresas. 

Un día todos nos vamos a morir, pero los demás días no.

Mi hermano sigue vivo, venció a la enfermedad aunque hubo que esperar hasta Julio de 2022 para hacer nuestro primer viaje juntos. Un viaje de 7 días a Cerdeña subidos a una furgoneta. Esos 7 días que me habían dicho que le quedaban de vida, y que ahora podíamos vivir pensando solo en la vida; solo en el presente.

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